Acuarela de Julio Visconti
EL BARRIO DE LA CHANCA
La Chanca es un
retrato surrealista,
un pictórico entorno que evoca las gargantas romaníes
pinceladas en piedra.
Su tosco caserío —reminiscencia mora—
pareciera la casa de muñecas de algún lejano cuento
de las mil y una noches.
El barrio es
una perla parida de la entraña
de alguna
antigua almeja portuaria
de su
Pescadería.
De noche —¡ah, las
noches de Almería!—,
cuando tañen las mozas
sus cinturas de
alpiste y mermelada,
el aire se hace música, lamento de axabeba,
los vientres se
acompasan al ritmo de bandurrias
y la voz es un
eco cincelado,
mixtura romaní
que en la garganta
de antiguos
cantaores entrecorta el quejío
mientras la
luna estalla.
Sobre arenas
doradas y montes capuchinos
gime el Cerrillo
el’hambre
con sus voces
de tierra y bulería
entonando
coplillas y fandangos
que alegran
las membranas del gran puerto
pesquero de
Almería.
Muy cerca, a su vera, recostada en su origen milenario,
se yergue entre callejas la Almedina
y en lo alto, la
alcazaba muta en joya...
¡Pareciera una
diosa que emergiera
de su excelsa
bahía!
Antonio García Vargas
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